miércoles, 13 de marzo de 2013

Uno de los nuestros

Sobre relaciones humanas en los centros de enseñanza I.

Hace unos meses (comenzaba el curso) se produjo un conflicto en un aula de 2º de la ESO entre un profesor y un grupo de alumnos del que soy tutor. Un alumno comenzó a “jugar” tratando de burlarse del profesor (aunque el chico dijo que sólo bromeaba). Se levantaba, deslizaba mensajes por debajo de la puerta trasera del aula, no atendía a las indicaciones del profesor y vuelta a empezar. El profesor le pidió entonces que le acompañara pero el chico se declaró en rebeldía. Sucedió entonces que el resto del grupo comenzó a animar a su compañero como si de un púgil en un combate se tratara. Gritaban, jaleaban, aplaudían. Parecían asistir a un verdadero espectáculo. 

Pensé que como tutor y profesor de Ciudadanía debía hacerles reflexionar sobre lo sucedido, pero traté, al menos en principio, de no determinar ni orientar sus reflexiones con las mías. Más tarde, decidí, les hablaría de la psicología de las masas y de la conformidad al grupo con ayuda de algunos vídeos que muestran famosos experimentos de psicología social sobre este asunto.
Los textos que individualmente produjeron recogiendo sus primeras reflexiones han resultado, a mi juicio, muy ricos. Probablemente, no esperaba que me ofrecieran tanta información como de hecho sucedió.

Texto que escribí en la pizarra donde le pedía la reflexión:
Trata (cuidadosamente y sin prisas) de analizar la conducta de aquellos que jalean el comportamiento de un compañero que está siendo recriminado por un profesor.

Estas son algunas conclusiones sobre el pensamiento de los alumnos tras la lectura de las redacciones. Creo que resulta bastante revelador, por un lado, de la percepción que tienen los alumnos de los profesores, de las relaciones profesor alumno, de las relaciones entre iguales; y, por otro lado, del grado de madurez en el razonamiento moral de los chicos (en entradas posteriores me ocuparé de la percepción de este tipo de conflictos por parte del profesorado y del modo en que justifican sus posiciones).

  1. Algunos han sido breves, poco cuidadosos y poco reflexivos.
  2. Algunos (aunque yo le indiqué que realizaran una reflexión descontextualizada) se han referido a lo sucedido ese día.
  3. En general, han sido sinceros. Lo subrayo porque en ocasiones se limitan a manifestar aquello que creen que tú quieres escuchar.
  4. Siete personas entienden que no está bien la conducta que se somete a examen.
  5. Sólo dos de las siete personas que juzgan negativamente la conducta analizada lo hacen de un modo tajante. Habría que añadir que los escritos de esas dos personas que rechazan sin matices la conducta examinada son los más cortos, los menos argumentados (en realidad, presentan su posición sin argumentos: sé que está mal pero no sabría decir por qué).
  6. Otro alumno de entre esos siete utiliza para rechazar ese comportamiento argumentos consecuencialistas (podemos ser castigados, podemos empeorar la situación…).
  7. Los cuatro restantes, aunque piensan que está mal, lo justifican de tal modo y añaden tantos elementos atenuantes que más bien parecen aprobar a quienes se comportan de ese modo.
  8. Ocho personas entienden que está bien actuar de ese modo. Recojo a continuación algunas de las ideas o líneas de pensamiento que utilizan para defender sus posturas.

A) Se identifican con el grupo de iguales y entienden como una exigencia moral la defensa de uno de sus integrantes frente al “otro”, el adulto, el profesor (como en una moral mafiosa, “uno de los nuestros”).
B) También conciben que esos comportamientos son una consecuencia lógica del comportamiento de los profesores. Como en el condicionamiento clásico, la situación responde a un esquema estímulo-respuesta.
C) El profesor no es entendido como una figura de autoridad (en expresiones del tipo “ningún profesor es más que yo o que nosotros”).
D) Rebajan la gravedad de lo sucedido, frente a la importancia que estiman se le está dando desde el profesorado, y simplemente señalan que es una manera de pasarlo bien (algunos muestran su satisfacción por lo sucedido).
E) Determinismo biológico: las diferencias biológicas (hormonales, por ejemplo) entre el cuerpo de un adulto y el de un adolescente explican lo que sucedió (ausencia-presencia de sentido del humor).
F) No entienden en general por qué se les riñe y, en consecuencia, no valoran negativamente su conducta.
G) Los profesores tienden a malinterpretar la comportamiento de los alumnos.
H) La conducta de los alumnos es automática (la de un autómata, conducta no pensada) por lo que no puede ser juzgada como buena o mala.














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