"Desafortunadamente, como padres, no hemos llegado a darnos cuenta de que explicar es un medio ineficaz para
estimular la comprensión. Por eso le decimos una y otra vez a esas cosas que
creemos que necesitan comprender; incluso nos preguntamos por qué tenemos que
repetirlas tan a menudo. No importa cuántas veces se lo digas, tu hija no
aprenderá nunca a poner su ropa en el cesto, ¿verdad?. Y ese hijo vuestro,
siempre reventando el estéreo, no entenderá nunca la amenaza a largo plazo que
representa para su oído, independientemente de lo frenéticamente que le avises
y de la frecuencia con que lo hagas.
Puedes estar diciéndole a tu hijo de cuatro años hasta que te canses que
imagine antes de hacerlo cómo se sentirá su hermana de dos si le arrebata su
juguete, pero será inútil. Sencillamente es demasiado pequeño para colocarse a
sí mismo en el lugar de su hermana; la tarea está, cognitiva y emocionalmente, más
allá de su alcance. Si pudiera dar el paso que quieres que dé, en verdad
entendería el mundo de una manera diferente: sus nociones de lo correcto y lo
incorrecto serían más profundas. Pero decirle que dé ese paso no significa que
le hayamos proporcionado las condiciones para que pueda darlo, y no importa
cuántas veces se lo digas. Explicar
es sencillamente ineficaz para enseñar las cosas que nos parecen más
importantes.
¿Por qué, entonces, nuestros maestros consumen tanto tiempo de nuestra
niñez diciéndonos cosas?. La popularidad de Explicar,
¿no garantiza su legitimidad como modelo de enseñanza?. Si la pregunta es qué
hacen realmente los maestros con su tiempo, debemos reconocer que Explicar
ocupa el primer lugar de la lista. Pero si nos preguntamos aquí sobre la “buena
docencia”, no sólo por la “docencia más frecuente”, y añadimos que nuestra
experiencia nos dice que la buena docencia es escasa, nos daremos cuenta de que
analizar los casos más frecuentes no nos lleva a ninguna parte.
Deshaciéndonos de la noción de que en el fondo dar clase consiste en
Explicar, podemos comenzar a vislumbrar otras formas de dar clase. A partir del
momento que olvidamos el axioma de que dar clase es igual a Explicar, no es
difícil imaginar alternativas."
DON FINKEL, Dar clases
con la boca cerrada (págs. 37-38)
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